Desde Rusia a Galicia con Amor
Para conocer un poco mas el pais de origen de nuestros niños y niñas que llegan a pasar el verano en familia.
lunes, 11 de junio de 2018
martes, 22 de noviembre de 2011
Necesitamos familia de acogida
http://amatrioska.blogspot.com/2011/11/necesitamos-familia-de-acogida.html
Necesitamos familia de acogida
Buscamos familia de acogida para esta niña.
Se llama Diana, nació el 5 de mayo de 2003. Vino a Sevilla en el verano de 2011. Por motivos de salud, su familia acogedora no la puede traer este verano, buscamos una familia que la quiera acoger en su casa, es una niña muy buena y muy dulce y necesita venir.
Te pedimos que publiques esre enlace en tu muro de Facebook para darle la mayor difusión y consigamos la familia que necesita Diana.
Necesitamos familia de acogida
Buscamos familia de acogida para esta niña.
Se llama Diana, nació el 5 de mayo de 2003. Vino a Sevilla en el verano de 2011. Por motivos de salud, su familia acogedora no la puede traer este verano, buscamos una familia que la quiera acoger en su casa, es una niña muy buena y muy dulce y necesita venir.
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martes, 7 de junio de 2011
La institución de los huertos familiares colectivos en Rusia
En Rusia, cerca de las tres cuartas partes de los habitantes urbanos pasan su vida entre el departamento, el lugar de trabajo y el huerto con su "datcha" *. De abril a septiembre, millones de citadinos viven en el huerto, unos de tiempo completo, otros los fines de semana.
Hay que distinguir los huertos privados, que en la época soviética sólo podían tener los poderosos y los artistas, de la institución de los huertos colectivos urbanos. Esta institución fue creada en la época estalinista bajo la presión de la hambruna, y no ha dejado de desarrollarse. En Kazan, donde trabajamos, una asociación de huertos colectivos de reciente creación nos dice que los 220 huertos colectivos de esta ciudad cuentan en total con 120 000 parcelas. A razón de cinco personas por familia, esto nos da 600 000 personas, es decir el 60 por ciento de la población de la ciudad.
El futuro de esta institución plantea interrogantes. Las autoridades no le prestan mucho interés. Las empresas que mantenían los huertos ya no tienen los recursos para ello. La privatización se traduce en el abandono de las reglas de equidad que prevalecían en cuanto a la superficie de las parcelas y al tamaño de las datchas. El precio de la tierra aumenta. Crece la inseguridad. Muchos de estos huertos se han visto afectados por distintos tipos de contaminación. De ahí que crezca un sentimiento de inseguridad, de mayor vulnerabilidad. Una parte del futuro equilibrio de la vida de los rusos se juega por lo tanto en estos huertos colectivos, lo que los hace merecer el gran interés que nos suscita.
Una institución "democrática"
Desde la Segunda Guerra Mundial, la mayor parte de las empresas o instituciones buscaron crear un huerto colectivo para sus obreros o empleados. El terreno otorgado por las autoridades se dividía en parcelas a las que se llevaba el agua y la electricidad. Sistemáticamente se creaba una asociaciación para vigilar que hubiera un buen funcionamiento y seguridad, y recoger las cuotas para el mantenimiento de los servicios comunes. A la entrada de algunos de los huertos hay un local para los servicios colectivos. Un periódico mural recuerda las reglas y ofrece informaciones. Las asambleas generales eligen a un consejo y un presidente, que cuentan con el apoyo de un(a) contador(a).
La función económica
Estos huertos son un amortiguador de las crisis. Con los 16.4 millones de parcelas campesinas, los 14.6 millones de huertos contabilizados a mediados de la década de los 90s proveían cerca de la mitad del valor de la producción alimentaria. Se cultivan ahí todas las variedades de frutas y verduras. Se almacenan en los sótanos betabeles, zanahorias, coles, nabos y eventualmente papas. Otras verduras se procesan en mermeladas y otros tipos de conservas y se almacenan en los departamentos. También se secan o conservan distintas plantas medicinales. Los excedentes se regalan a la familia o a los amigos, o se venden en los mercados y las orillas de los caminos.
Actualmente, la mejoría de la situación económica general hace que el papel de los huertos se oriente más hacia otras funciones.
Las funciones estéticas, culturales, educativas
Antes de que broten las plantas en la primavera, se hacen germinar las primeras semillas junto a las ventanas, dentro de los departamentos, para trasplantarlas en las parcelas lo más pronto posible. Las mujeres saben plantar, cuidar, aplicar tratamientos contra las malas hierbas y los parásitos, hacer conservas, cocinar. Normalmente le corresponde al hombre construir y dar mantenimiento a la datcha, mantener en buen estado las herramientas y a menudo hacer las instaciones para los baños.
Estas actividades contribuyen a la educación de los niños brindándoles conocimientos de la agricultura, de las plantas, de la naturaleza y del uso de herramientas. Este es sin duda uno de los lugares privilegiados de transmisión de la cultura familiar a los nietos. Puede también ser un lugar de expresión cultural, por la manera de adornarlo. Algunos tocan su instrumento musical, otros pintan, etc.
Es también un lugar de reposo, de recreación para una parte de la población urbana que no puede ir de vacaciones a otros lugares. Los niños dicen que les gusta el huerto y más tarde recuerdan con placer los momentos que ahí pasaron. El interés parece disminuir con la adolescencia y después en la edad adulta, para de nuevo acentuarse al acercarse la vejez.
El huerto es también un lugar de relaciones sociales diversas, ya que propicia el encuentro entre gente de todas las capas sociales: jubilados, médicos, científicos, maestros, enfermeras, obreros, choferes, policías, artistas, propietarios de tiendas, etc. Una "relación de huerto" tiene una calidad diferente que una de vecindad en los edificios habitacionales o una de actividad profesional.
La función curativa
En un país como Rusia, que ha conocido tantos traumatismos, el huerto es un lugar de reequilibrio físico, psicológico y emocional. Muchos encuentran ahí el recuerdo de sus seres queridos ya difuntos, que participaron en el acondicionamiento de la parcela y de la casa. La actividad física que se lleva a cabo en un ambiente tranquilo permite encontrarse con uno mismo, disminuir el estrés, meditar sobre su vida, sus alegrías, sus sufrimientos. Y para quienes están todavía cercanos a la cultura campesina, es una oportunidad para retomar contacto con la tierra, con la naturaleza, con el recurso de su juventud y de sus padres.
Es sobre todo un medio para reconectarse con la tranquilidad, la paz, la belleza. Para superar las secuelas de los traumatismos históricos, no basta proyectarse hacia el futuro; también hay que desligarse de las emociones negativas y apoyarse sobre sentimientos positivos de esta índole.
Hay que distinguir los huertos privados, que en la época soviética sólo podían tener los poderosos y los artistas, de la institución de los huertos colectivos urbanos. Esta institución fue creada en la época estalinista bajo la presión de la hambruna, y no ha dejado de desarrollarse. En Kazan, donde trabajamos, una asociación de huertos colectivos de reciente creación nos dice que los 220 huertos colectivos de esta ciudad cuentan en total con 120 000 parcelas. A razón de cinco personas por familia, esto nos da 600 000 personas, es decir el 60 por ciento de la población de la ciudad.
El futuro de esta institución plantea interrogantes. Las autoridades no le prestan mucho interés. Las empresas que mantenían los huertos ya no tienen los recursos para ello. La privatización se traduce en el abandono de las reglas de equidad que prevalecían en cuanto a la superficie de las parcelas y al tamaño de las datchas. El precio de la tierra aumenta. Crece la inseguridad. Muchos de estos huertos se han visto afectados por distintos tipos de contaminación. De ahí que crezca un sentimiento de inseguridad, de mayor vulnerabilidad. Una parte del futuro equilibrio de la vida de los rusos se juega por lo tanto en estos huertos colectivos, lo que los hace merecer el gran interés que nos suscita.
Una institución "democrática"
Desde la Segunda Guerra Mundial, la mayor parte de las empresas o instituciones buscaron crear un huerto colectivo para sus obreros o empleados. El terreno otorgado por las autoridades se dividía en parcelas a las que se llevaba el agua y la electricidad. Sistemáticamente se creaba una asociaciación para vigilar que hubiera un buen funcionamiento y seguridad, y recoger las cuotas para el mantenimiento de los servicios comunes. A la entrada de algunos de los huertos hay un local para los servicios colectivos. Un periódico mural recuerda las reglas y ofrece informaciones. Las asambleas generales eligen a un consejo y un presidente, que cuentan con el apoyo de un(a) contador(a).
La función económica
Estos huertos son un amortiguador de las crisis. Con los 16.4 millones de parcelas campesinas, los 14.6 millones de huertos contabilizados a mediados de la década de los 90s proveían cerca de la mitad del valor de la producción alimentaria. Se cultivan ahí todas las variedades de frutas y verduras. Se almacenan en los sótanos betabeles, zanahorias, coles, nabos y eventualmente papas. Otras verduras se procesan en mermeladas y otros tipos de conservas y se almacenan en los departamentos. También se secan o conservan distintas plantas medicinales. Los excedentes se regalan a la familia o a los amigos, o se venden en los mercados y las orillas de los caminos.
Actualmente, la mejoría de la situación económica general hace que el papel de los huertos se oriente más hacia otras funciones.
Las funciones estéticas, culturales, educativas
Antes de que broten las plantas en la primavera, se hacen germinar las primeras semillas junto a las ventanas, dentro de los departamentos, para trasplantarlas en las parcelas lo más pronto posible. Las mujeres saben plantar, cuidar, aplicar tratamientos contra las malas hierbas y los parásitos, hacer conservas, cocinar. Normalmente le corresponde al hombre construir y dar mantenimiento a la datcha, mantener en buen estado las herramientas y a menudo hacer las instaciones para los baños.
Estas actividades contribuyen a la educación de los niños brindándoles conocimientos de la agricultura, de las plantas, de la naturaleza y del uso de herramientas. Este es sin duda uno de los lugares privilegiados de transmisión de la cultura familiar a los nietos. Puede también ser un lugar de expresión cultural, por la manera de adornarlo. Algunos tocan su instrumento musical, otros pintan, etc.
Es también un lugar de reposo, de recreación para una parte de la población urbana que no puede ir de vacaciones a otros lugares. Los niños dicen que les gusta el huerto y más tarde recuerdan con placer los momentos que ahí pasaron. El interés parece disminuir con la adolescencia y después en la edad adulta, para de nuevo acentuarse al acercarse la vejez.
El huerto es también un lugar de relaciones sociales diversas, ya que propicia el encuentro entre gente de todas las capas sociales: jubilados, médicos, científicos, maestros, enfermeras, obreros, choferes, policías, artistas, propietarios de tiendas, etc. Una "relación de huerto" tiene una calidad diferente que una de vecindad en los edificios habitacionales o una de actividad profesional.
La función curativa
En un país como Rusia, que ha conocido tantos traumatismos, el huerto es un lugar de reequilibrio físico, psicológico y emocional. Muchos encuentran ahí el recuerdo de sus seres queridos ya difuntos, que participaron en el acondicionamiento de la parcela y de la casa. La actividad física que se lleva a cabo en un ambiente tranquilo permite encontrarse con uno mismo, disminuir el estrés, meditar sobre su vida, sus alegrías, sus sufrimientos. Y para quienes están todavía cercanos a la cultura campesina, es una oportunidad para retomar contacto con la tierra, con la naturaleza, con el recurso de su juventud y de sus padres.
Es sobre todo un medio para reconectarse con la tranquilidad, la paz, la belleza. Para superar las secuelas de los traumatismos históricos, no basta proyectarse hacia el futuro; también hay que desligarse de las emociones negativas y apoyarse sobre sentimientos positivos de esta índole.
martes, 25 de enero de 2011
Atentado en aeropuerto de Moscú deja 35 muertos
Me apena profundamente esta noticia, sobre todo pensando que es el Aeropuerto de donde salen y llegan los peques que vienen a pasar el verano a Galicia.
Agresor sería del Cáucaso Norte y las autoridades hallaron su cabeza en el lugar. Presidente Medvedev decreto estado de alerta en todo el país y activó servicio de inteligencia.
MOSCÚ (DPA).– Al menos 35 personas murieron y 170 resultaron heridas en el aeropuerto de Domodedovo, el más grande de Moscú, en una violenta explosión provocada por un atacante suicida del Cáucaso Norte, según las autoridades locales.
“Los voy a matar a todos”, gritó el presunto islamista antes de detonar su bomba rellena de trozos de metal, según dijeron testigos.
La detonación de la carga explosiva de cinco a diez kilos de dinamita en la zona de arribos de los vuelos internacionales del aeropuerto se produjo a las 16:32 horas (08:32 de Perú) en la hora pico de tráfico aéreo, señalaron agencias rusas citando a la Policía.
El presidente ruso, Dmitri Medvedev, decretó el estado de alerta en todo el país y calificó el hecho de ``atentado terrorista’’ y activó al servicio de inteligencia nacional, el FSB.
Por su parte, el primer ministro ruso, Vladimir Putin, prometió una rápida ayuda a las víctimas.
VÍCTIMAS FORÁNEAS. En tanto, la ministra de Salud, Tatjana Golikova, recorrió los hospitales donde fueron trasladados los heridos, entre los que se encuentran una actriz eslovaca, un italiano, un francés y una alemana. Las autoridades rusas también informaron de la muerte de un ciudadano británico. ``El número de víctimas irá en aumento’’, afirmó la ministra.
En los últimos años, extremistas islámicos del Cáucaso Norte –región de la que forma parte Chechenia– perpetraron atentados en Moscú.
Horas después del ataque, los investigadores descubrieron la cabeza del presunto atacante, descrito como un hombre de entre 30 y 35 años “con aspecto árabe’’. Las fuerzas de seguridad buscan en tanto a tres sospechosos que habrían colaborado en el atentado.
El denso humo y los escombros en la sala dificultaron los trabajos de rescate, según testigos. Unas 50 ambulancias asistieron a Domodedovo, ubicado a unos 45 kilómetros del centro de Moscú, para evacuar a los heridos –40 están graves– a al menos a cuatro hospitales.
Agresor sería del Cáucaso Norte y las autoridades hallaron su cabeza en el lugar. Presidente Medvedev decreto estado de alerta en todo el país y activó servicio de inteligencia.
MOSCÚ (DPA).– Al menos 35 personas murieron y 170 resultaron heridas en el aeropuerto de Domodedovo, el más grande de Moscú, en una violenta explosión provocada por un atacante suicida del Cáucaso Norte, según las autoridades locales.
“Los voy a matar a todos”, gritó el presunto islamista antes de detonar su bomba rellena de trozos de metal, según dijeron testigos.
La detonación de la carga explosiva de cinco a diez kilos de dinamita en la zona de arribos de los vuelos internacionales del aeropuerto se produjo a las 16:32 horas (08:32 de Perú) en la hora pico de tráfico aéreo, señalaron agencias rusas citando a la Policía.
El presidente ruso, Dmitri Medvedev, decretó el estado de alerta en todo el país y calificó el hecho de ``atentado terrorista’’ y activó al servicio de inteligencia nacional, el FSB.
Por su parte, el primer ministro ruso, Vladimir Putin, prometió una rápida ayuda a las víctimas.
VÍCTIMAS FORÁNEAS. En tanto, la ministra de Salud, Tatjana Golikova, recorrió los hospitales donde fueron trasladados los heridos, entre los que se encuentran una actriz eslovaca, un italiano, un francés y una alemana. Las autoridades rusas también informaron de la muerte de un ciudadano británico. ``El número de víctimas irá en aumento’’, afirmó la ministra.
En los últimos años, extremistas islámicos del Cáucaso Norte –región de la que forma parte Chechenia– perpetraron atentados en Moscú.
Horas después del ataque, los investigadores descubrieron la cabeza del presunto atacante, descrito como un hombre de entre 30 y 35 años “con aspecto árabe’’. Las fuerzas de seguridad buscan en tanto a tres sospechosos que habrían colaborado en el atentado.
El denso humo y los escombros en la sala dificultaron los trabajos de rescate, según testigos. Unas 50 ambulancias asistieron a Domodedovo, ubicado a unos 45 kilómetros del centro de Moscú, para evacuar a los heridos –40 están graves– a al menos a cuatro hospitales.
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