VISITA Vendrán de una región próxima a Ucrania. Desde allí llegó en 2001 a A Estrada Kalinoñka, con niños afectados por la radiación FOTO: Sangiao |
Llegarán desde Rusia con mucho afecto para compartir un verano más. Varios niños de la región de Briansk, la más afectada por la radiación del accidente de Chernobyl, pasarán el próximo verano en Galicia, respirando aire puro, gracias a la labor de la ONG Ledicia Cativa, con sede en Ourense y la única que desarrolla en la comunidad programas de acogida para estos niños.
Arriban el próximo día 28 a Lavacolla y cinco de ellos estarán con familias de la comarca. En A Estrada, donde la iniciativa ya cautivó hace varios años a una familia, esta vez serán dos las que acojan a sendos niños. También en Ordes, hay otra familia que se estrena en el programa de acogida y, en Camariñas, la alegría llegará a una misma casa por partida doble, pues acogen a dos niños.
Estarán aquí hasta el 29 de agosto, para pasar un verano diferente y también terapéutico. Cada vez vienen menos de los orfanatos. La burocracia es cada vez más estricta. Algunos viven en centros de acogida y también con familias, muchas monoparentales.
El clima y la alimentación de aquí logran aumentar la esperanza de vida en unos dos años a estos niños, con edades comprendidas entre los 6 y los 17 años.
Cargan defensas para afrontar el crudo invierno y está demostrado que en dos meses de verano engordan una media mínima de 3 kilos. Así lo estiman los estudios médicos de los institutos epidemiológicos de varias regiones rusas.
Para la otra parte, también hay beneficios: la satisfacción de una experiencia más que gratificante. Y todo gracias al camino que iniciaron hace 15 años José Manuel Borrajo y su esposa, Mercedes Gil. La asociación Ledicia Cativa, que comenzó primero en Ourense, fue extendiendo su ámbito a las cuatro provincias gallegas. Gracias a la organización, otro verano será posible para estos niños, por los que ya esperan en A Estrada, Ordes, Camariñas y en otros municipios gallegos. Para compartir una alegría, una labor solidaria, que de cativa tiene poco.
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